martes, 21 de agosto de 2012

Capítulo 2

Tardo un buen rato en decidir si voy a ayudarle o no. Por un lado, es más grade que yo, me ganaría en una pelea cuerpo a cuerpo. Pero, por otro lado, él está herido y yo soy rápida. Aunque, ¿Por qué va a querer pelear conmigo, si voy a ayudarle? Algunas veces, Álvaro y yo nos encontramos a otros chicos imperfectos, pero no nos llevamos bien con ellos. A causa del hambre, algunos incluso se han vuelto caníbales. Este chico, sin embargo, parece no haber pasado hambre nunca.
Salgo de mi escondite.




-Hola.-me dice el chico. Al verlo bien, veo que no tiene la pierna herida. Es raro, hubiera jurado que no andaba bien. Pero sí que tiene una herida enorme en la cabeza, justo encima de la ceja izquierda.

-Hola-le contesto-¿Qué te ha pasado?-ya que pienso ayudarle, ¿Qué menos que saber cómo se lo hizo?
-Nada, que por lo visto la gente de por aquí no es muy amable que digamos.-Tiene aspecto de tener más de los trece años, entonces, ¿Por qué no sabe ya cómo son los demás? Y Además: ¿Por qué su ropa está casi nueva? Casi, porque le falta un zapato. Supongo que es por eso por lo que no andaba bien. Qué debilucho.
-¿Cuántos años tienes?
-¿Importa?-Odio cuando me responden a una pregunta con otra pregunta, me pone de los nervios. Como intuyo que no va a recibir bien cualquier otra pregunta que vaya por esa dirección, decido hacer lo que venía a hacer.
-¿Por qué no te sientas un poco mientras busco algo con lo que vendarte la herida?
-Oh, ¿Quieres curarme la herida para luego volver a herirme?-me quedo un poco traspuesta después de esa pregunta ¿De qué va este tío?
-Mira, no sé qué te habrán hecho los salvajes-así llamamos a los otros chicos- pero yo no soy así. Si hubiese querido, ya te hubiese matado, imbécil.
-Anda, tiene agallas la niñita.-cada vez me saca más de quicio. Me doy media vuelta, dispuesta a dejarlo desangrarse en medio del bosque.
-Eh, lo siento, ¿Vale? Es que me cuesta fiarme de la gente de por aquí. Eso es todo.-otra vez con lo de la gente de por aquí. Como si él no fuera también de por aquí. Porque lo es, ¿No? De repente, me doy cuenta. Me siento estúpida, ¡Claro que no es de por aquí! Entonces, ¿Qué hace un perfecto aquí?
-Hagamos una cosa, vamos a mi cueva. Allí tengo las vendas. Será mejor que dejarte aquí solo y sin armas. Y mientras, me cuentas qué hace un perfecto aquí.
Llevamos un rato caminando y todavía no sé qué decir. Me siento muy incómoda. Esto no me pasa con Álvaro. Nunca.
-Bueno… ¿Qué haces aquí?-decido preguntarle.
-Ir hacia tu cueva a que me cures.-me responde. Qué bien. Un listillo. ¡Yuju! Pero me siento ligada extrañamente a este chico que ni siquiera conozco.
-Digo que cómo es que te han enviado aquí.
-¿Enviarme? Vine por voluntad propia.
-¿Por voluntad propia?
-Sí, busco a mi hermana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario